Primera hora de la tarde. Una usuaria con muchos años pero poca experiencia con bibliotecas entra por la puerta y saluda.
- Perdona, ¿tienes un listado de todo lo que hay aquí?
En serio, hay maneras más suaves para pedir un acceso al catálogo que no predispongan a la angina de pecho.
Por cierto, la mortadeliana frase del título es la mejor manera de expresar cómo se siente uno ante estas preguntas.
viernes, 12 de agosto de 2011
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