viernes, 7 de septiembre de 2007

Bibliotecas de verano: nuevos amigos

El verano me suele recordar el por qué me hice bibliotecario. Al margen de respuestas y comentarios obvios, como que me chiflan los libros y leer, y cualquier otra de calado similar, las prácticas que se realizan como parte del programa de estudios me revelaron el verdadero motivo de la vocación: la ilusión de un usuario cuando encuentra lo que busca. Sencillamente, no hay nada que se le pueda comparar. Es un rostro extasiado, una ventana al aspecto que tiene la felicidad cuando se muestra en su plenitud. Y te hace mantener la ilusión por tu trabajo.

En las públicas, este tipo de alegría se manifiesta desde el mismo momento en que la persona se hace su carnet. Y el verano es la época en que hacemos más, por lo que el fenómeno se multiplica. Hay gente que se lo hace como parte de una rutina, muchos de ellos porque les han dicho que hay internet gratis, pero hay un grupo de usuarios que descubren que muy cerca de su casa tienen un tesoro de ocio y cultura que no imaginaban que existiera... y sí, también gratis.

La escena suele ser como sigue: a media tarde aparece una usuaria o un usuario que no habías visto antes. Por cómo mira las cosas, es evidente que es la primera vez que pisa el recinto, y muestra una leve sonrisa. Se dirige a ti y pregunta para hacerse el carnet. Nada más fácil: con mostrar el DNI, el pasaporte, el permiso de conducir o la tarjeta de residencia, la cosa está hecha. Este tipo de usuario se distingue, además, porque pregunta las cosas y se interesa por los detalles: qué se puede llevar, cuánto tiempo, dónde lo puede encontrar, etc., y hasta que no lo tiene claro, no se va a por ello. Al cabo de un rato (un buen rato), este usuario aparece por el mostrador de préstamo con una tonelada de material y un brillo en los ojos que habitualmente se asocia a ciertas sustancias químicas con fama de adictivas. Lo que suele llevarse el primer día llega al tope de lo permitido y lo mejor es que lo va a usar de cabo a rabo. Ah, curiosamente más de la mitad de los usuarios suelen hacer este tipo de estreno en familia, y la media es de 2 niños por grupo, por lo que se suelen ir bien cargados. El mejor fue, para mí, un padre de familia que cuando se iba me dijo “Y pensar que tenía esto al lado de casa…”. Lo dicho, me encanta este tipo de gente tan agradecida.

¡Bienvenidos sean!

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