viernes, 8 de junio de 2007

Cenas de bibliotecarios

Aunque quizá a algun@s no se lo parezca, los bibliotecarios también somos humanos y tenemos necesidades. Una de ellas es comer (cenar), y de cuando en cuando, hasta nos gusta hacerlo juntos. Y cuando se coloca alrededor de una mesa a 2 ó más del gremio que no se han visto desde hace un tiempo, siempre nos acabamos contando anécdotas de la profesión. Y los de la pública, para eso, tenemos una fuente inagotable y absolutamente inevitable de sucesos: nuestros queridos usuarios (y algunos compañeros, para qué engañarnos...).
Las anécdotas que se cuenta la gente alrededor de una mesa suelen ser mucho mejores en el momento, pero me han contado algunas que, aunque no tengan ni el 10% de gracia escritas así, no me puedo resistir a compartir.

- Nivel Risas: La de la compañera que fabrica un cartel enorme de color rojo con el símbolo de "Prohibido móviles" pintado, y se dedica a perseguir (por detrás) a los usuarios que hablan con el aparato por la biblio. Ver como todo el mundo te mira sin saber por qué crea un fuerte sentimiento de paranoia...

- Nivel QuasiInsuperable: A una biblioteca situada en una zona de paso de turistas, entra una pareja de japoneses. Al cabo de poco, asaltan muy excitados a uno de los compañeros que estaban trabajando y en un inglés malísimo mezclado con japonés, tratan de contarle algo. El compañero no entiende nada de lo que le están diciendo, hasta que, gracias al socorrido lenguaje consistente en señalar con el dedo, comprende que algo les ha sucedido en el WC de señoras. Les acompaña, y la nipona le indica repetidamente una de las puertas. Al empujarla, había una señora mayor orinando... y sin haber cerrado la puerta, con el consiguiente susto y sofoco. Superado este obstáculo, la turista logra hacerle entender al colega que se le ha caído la guía de Barcelona (en japonés)... ¡dentro del recipiente higiénico para compresas y tampones! O__o El cómo creo que nunca lo supieron...

- Nivel PorElSueloAhogándose: Un usuario (con problemas mentales) logra perder el carnet del centro, recién expedido, en el tramo de 5 metros que va de un mostrador a otro. Ese debe ser un récord absoluto. ¿O no? ;)

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