viernes, 12 de junio de 2009

Vamos a tener un accidente...

El verano ya está aquí. Vale, astronómicamente faltan unos días, pero el calor ya no nos lo quitamos. La ropa sí, y de eso va la entrada hoy. Justo delante de la biblioteca hay un edificio, una vivienda, con una terraza inmensa. Los ocupantes de los pisos han puesto unas cuantas tumbonas, y disponen de un solárium gratuito y muy majo. Y como la calle es estrecha, lo tenemos pegadito, y justo a la altura de la sala de adultos.

Ayer a primera hora de la tarde, un usuario que salía de la sala se quedó extasiado con las vistas. En este caso, tres señoras con bañadores muy breves y con falta de piezas. Su único movimiento fue acercarse, centímetro a centímetro a la ventana, a la vez que, mecánicamente, pulsaba el botón del ascensor. Éste llegó, se abrió la puerta, esperó, la cerró y se fue. Y el usuario seguía allí. Se dio cuenta al cabo de poco que había perdido el ascensor, y bajó por la escalera.

No pude evitar preguntarme qué sucedería si el siguiente usuario mirara hacia la ventana antes de llegar a la puerta (de cristal), y se la comiera con patatas... De momento, me conformo con que no ha sucedido.

1 comentario:

Kitsunesan dijo...

Sinceramente, peor es cuando la persona extasiada en cuestión va a los mandos de un coche y pasa por un paso de cebra...