miércoles, 16 de septiembre de 2009

Apertura ígnea

El mismo compañero de ayer, en la misma biblioteca, me contó otra anécdota relacionada con fuego y llamas.

Nada más iniciar la jornada, un abuelete de los que te empujan cuando abres las puertas para entrar el primero, se dirige al compañero que está en el mostrador:

- ¡Nene, nene! ¡¡Corre, que la biblioteca está ardiendo!!

A todo esto, la persiana de cierre apenas había terminado de alzarse completamente.

- Caballero, lo que pone en el sistema de alarma, que tanto le llama la atención, es Abriendo, no Ardiendo, pero gracias igualmente.

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