viernes, 21 de septiembre de 2007

Bibliofreaks (V): Fusión

Si son lector@s de este blog, ya sabrán que una de sus secciones es clasificar cierto tipo de usuarios, los Bibliofreaks, a través de su comportamiento y cómo los vemos los bibliotecarios. Son usuarios muy peculiares, que destacan mucho en nuestro día a día, para bien o para mal. Pero si hay algo capaz de grabarse más en la memoria que el comportamiento de un bibliofreak es el de 2 ó más combinados.
Hace un tiempo estuve con un compañero que me contaba cómo, cada tarde, el mismo freak aparecía por la sala para contarle un chiste (malísimo), en voz alta y apabullante, para luego quedarse un buen rato taladrándole la cabeza con sus teorías sobre OVNIS y otras historias. Mi compañero podía soportar con relativa paciencia el chiste de turno, pero el resto de la perorata le superaba día a día, sin que encontrara la forma de que dejara de molestarlo de manera definitiva.
Pero una tarde, la inspiración le vino a la cabeza y se le encendió la bombilla: delante del mostrador, otro usuario tan freak como el otro a su manera, o más, tenía su nariz pegada a la pantalla del ordenador, como cada tarde. Cuando el compañero recibía, por enésima vez, una clase intensiva sobre métodos de propulsión de naves tripuladas por hombrecillos grises, detuvo al amigo y le dijo:
- Mira, esto tendrías que contárselo a ese chaval de ahí... - señalando al que estaba sentado.
El de los chistes le miró perplejo y al cabo de un momento, le preguntó que a qué venía eso.
- ¡¿No sabes quién es ese tío?! ¡Ese tío es científico! ¡Estuvo a punto de ganar un Premio Nóbel de Física!
- ¿Ah sí? ¡Pues entonces voy a hablar con él!

Y se fue hacia el del ordenador. Supongo que las probabilidades de que se mande a alguien que viene en ese plan a donde amargan los pepinos pueden calificarse de enormes, pero el caso es que, como decía, el otro era tan freak o más y no sólo le escuchó, sino que juntos llevaron la conversación a límites insospechados.
Desde ese día, el primer usuario sólo cuenta el chiste... deja el taladro para el otro amigo.

Así que ya saben... ¿tienen un usuario agobiante? ¿Consumen analgésicos como caramelos para superar esas tardes de gloria? ¡No lo duden! ¡Busquen a la otra mitad de esa pesadilla y practiquen la Fusión! ¡Diversión asegurada, como en Bola de Drac!

viernes, 7 de septiembre de 2007

Bibliotecas de verano: nuevos amigos

El verano me suele recordar el por qué me hice bibliotecario. Al margen de respuestas y comentarios obvios, como que me chiflan los libros y leer, y cualquier otra de calado similar, las prácticas que se realizan como parte del programa de estudios me revelaron el verdadero motivo de la vocación: la ilusión de un usuario cuando encuentra lo que busca. Sencillamente, no hay nada que se le pueda comparar. Es un rostro extasiado, una ventana al aspecto que tiene la felicidad cuando se muestra en su plenitud. Y te hace mantener la ilusión por tu trabajo.

En las públicas, este tipo de alegría se manifiesta desde el mismo momento en que la persona se hace su carnet. Y el verano es la época en que hacemos más, por lo que el fenómeno se multiplica. Hay gente que se lo hace como parte de una rutina, muchos de ellos porque les han dicho que hay internet gratis, pero hay un grupo de usuarios que descubren que muy cerca de su casa tienen un tesoro de ocio y cultura que no imaginaban que existiera... y sí, también gratis.

La escena suele ser como sigue: a media tarde aparece una usuaria o un usuario que no habías visto antes. Por cómo mira las cosas, es evidente que es la primera vez que pisa el recinto, y muestra una leve sonrisa. Se dirige a ti y pregunta para hacerse el carnet. Nada más fácil: con mostrar el DNI, el pasaporte, el permiso de conducir o la tarjeta de residencia, la cosa está hecha. Este tipo de usuario se distingue, además, porque pregunta las cosas y se interesa por los detalles: qué se puede llevar, cuánto tiempo, dónde lo puede encontrar, etc., y hasta que no lo tiene claro, no se va a por ello. Al cabo de un rato (un buen rato), este usuario aparece por el mostrador de préstamo con una tonelada de material y un brillo en los ojos que habitualmente se asocia a ciertas sustancias químicas con fama de adictivas. Lo que suele llevarse el primer día llega al tope de lo permitido y lo mejor es que lo va a usar de cabo a rabo. Ah, curiosamente más de la mitad de los usuarios suelen hacer este tipo de estreno en familia, y la media es de 2 niños por grupo, por lo que se suelen ir bien cargados. El mejor fue, para mí, un padre de familia que cuando se iba me dijo “Y pensar que tenía esto al lado de casa…”. Lo dicho, me encanta este tipo de gente tan agradecida.

¡Bienvenidos sean!