lunes, 30 de junio de 2014

Pluriempleo

Me pasan una magnífica anécdota desde una biblioteca en la que estuve hace poco:


Una compañera está en su habitual turno en el mostrador de préstamo. En ese momento no está atendiendo a nadie, así que ve claramente cómo entra un joven muy agitado.

- ¿Aquí me podéis hacer el carnet de conducir? - le pregunta. - Es que ya lo he suspendido tres veces y estoy desesperado. Y he pensado que, como aquí hacéis carnets de biblioteca, me haríais el favor de hacerme el de conducir, que si no no me lo sacaré nunca.

Reconozco que hubiera dado oro por ver la cara de la compañera. Esta es de las que agradeces que no te pasen a ti, porque no me podría aguantar la risa durante días enteros.

Lo malo es que a ver si la idea va a cuajar y acabamos expediendo también certificados médicos...