viernes, 18 de diciembre de 2009

Resumen de estos primeros días

Inaugurar una biblioteca suele poder resumirse con una sola palabra: carnets. Y más en una zona tradicionalmente desabastecida de este servicio como la nuestra. La primera semana ha sido un no parar de dar de alta usuarios, con evidente alegría por nuestra parte, pero también de iniciar a la gente en el uso del edificio y sus servicios. Ya lo esperábamos, pero al entrar, casi todo el mundo lo hace hablando en voz alta, cuando no gritando directamente, comenta, pregunta, etc., pero prácticamente todos los usuarios se adaptan enseguida cuando les decimos que aquí no se grita, no se corre, y no se entra hablando por el móvil a máximo volumen. Todos vamos aprendiendo un poquito y a nosotros nos encanta que estén tan contentos como nos dicen con el nuevo espacio cultural que se ha creado.
Un par de detalles que me han gustado mucho: el primer día, un grupo de adolescentes se dirige hacia la salida; una de las chicas lleva un libro en la mano y lo deja en uno de los carros con un gesto brusco. La amiga que iba a su lado le pregunta "Tía, ¿por qué has hecho eso?" Y ella le respondió: "Es que lo pone ahí". Efectivamente, en el lateral de cada carro de libros reza: "Dejen los libros consultados en los carros". ¡Tenemos usuarios que leen!
El otro detalle es el siguiente: al tercer día tras la apertura, un usuario entra pronto por la mañana y tras sentarse enciende su portátil. Al hacerlo, el sonido de inicio de sistema resuena por toda la sala. Ni lo miré; por desgracia es normal, y al inicio de una jornada, en cualquier biblioteca se puede escuchar durante unos minutos ese sonido de manera contínua. Pero lo que no me había pasado aún jamás es que el usuario se girara, me mirara y me pidiera perdón.

Leen los carteles, son educados... ¡me encantaaa!