Una escena típica: entra alguien gritando en la biblioteca. Suele ser más habitual de lo que nos gustaría e implica desde el que continúa una conversación que sostenía en la calle con su acompañante, el que habla por el móvil o el que saluda a todo pulmón creyendo que eso le hace más educado.
Otra escena típica: un compañero (en este caso), avisa al sujeto de que debe bajar la voz, que está entrando donde lo está haciendo.
Escena no tan típica (¡por suerte!):
- ¡¡Pues si no se puede hablar, haber puesto un cartel que diga "Biblioteca sólo para mudos"!!
Y mudo me quedé cuando me lo contó el compañero. Mejor callarme que decir lo que pensaba, pero creo que me volví muuuuy transparente.
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