Comentaba hace unos meses la gran cantidad de gente que me preguntaba en qué biblioteca estaba para reservar el servicio de Internet. Me parecía, y me sigue pareciendo, una duda muy curiosa y que indica claramente cómo va la gente por la vida.
Pero como siempre, cuando crees que algo ha llegado al límite, siempre hay un peldaño más para subir o bajar. Si la pregunta "¿Qué biblioteca es ésta?" me parecía bizarra, su hermana mayor ya es totalmente desconcertante:
- Disculpa, ¿tú sabes cómo se llama esta biblioteca?
Pues si no lo sé yo, apaga y vámonos.
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