Seguro que han oído alguna vez la frase
"Para los milagros, tardamos un poco más". A veces me siento así,
cuando me piden algo que no puede hacerse, pero que estaría bien que sí
existiera. La frontera es pasar de lo posible a lo imposible. Me explico:
muchas veces me preguntan, por ejemplo, si es posible imprimir algo desde el
portátil a la impresora de la biblioteca, por donde salen los documentos que la
gente envía desde los ordenadores que tenemos en la sala. Técnicamente es
posible, porque impresoras con WiFi sí hay, pero aún nadie las ha comprado para
nosotros ni la red está configurada para ello. Imagino que en un futuro no muy
lejano será un servicio habitual.
Pero hay cosas que dudo que consigamos. Como
lo que me acaba de suceder: un usuario envía un par de hojas a la impresora y
éstas salen al momento. El usuario se queda mirando la impresora, las hojas, la
impresora, las hojas... y así dos minutos. Y entonces pregunta "¿Tengo que
sacarlas yo de aquí?". No hombre, no se preocupe, cuando salen de la
impresora van volando hacia su mesa solitas. Lástima que hay cosas que no puedo
decir en voz alta...
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